Te doy la más cordial bienvenida a este pequeño espacio, en el que pretendo dar rienda suelta a la locura de la filosofía, la poesía, el arte, la música, la religión, la sociedad; en fin, a todo lo que Cassirer denominaría como el "universo simbólico del hombre". Muchas gracias por tu visita.

Los argumentos de la religión

El siguiente texto forma parte del ensayo en dos partes "Religión: Argumentación, sustrato social y experiencia divina", presentado en la evaluación del primer periodo del curso de Filosofía de la religión. Esta es la primera parte. Próximamente pondré la segunda.

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Como se dice coloquialmente, “pongamos las cartas sobre la mesa”. En los últimos años se ha vivido una especie de “a-rreligionismo”, un sí al Absoluto pero un rotundo no a la religión. A ésto se le llama “pensamiento New Age”, “de la Nueva Era” o de la “Era de Acuario”, y ahora está más aceptada que nunca: tarot, magia, yoga, meditación, flores de Bach, Mishanti y Walter Mercado. El punto es que queremos vivir bien, tranquilos, retomando las antiguas creencias, pero rechazando las instituciones que por años se han mantenido (relativamnte) firmes. Así, pues, se ha criticado y abucheado a la religión; “ya no sirve”, “eso es para viejitos y solteronas” se oye decir por la calle.

Entonces, ¿para qué sirve la religión? A continuación se desarrollarán algunos argumentos a favor de la religión que, en mi experiencia, han resuelto algunos problemas respecto a su funcionalidad y, en algún aspecto, a su permanencia.

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1. Universalidad, relativismo y necesidad religiosa

Lo común a las culturas (y según Cassirer, el fundamento) es la religión. No hay cultura en la que no haya religión. Es inherente a la civilización, necesaria. Desde América hasta Japón y Australia hay religión. Aquí hay que notar algo importante: religión no es una iglesia o cierta doctrina, sino que religión es toda aquella manifestación que pretenda establecer una relación con algún concepto del Absoluto y el hombre. Tal concepto puede llamarse Alá, Yahvé, Jehová, Nirvana, Shiva, Horus, Zeus, Tepeu y Gucumatz, y un largo etcétera. El hombre, en la forma de la cultura, nombra al Absoluto de la manera en la que puede hacerlo. Y le rinde culto en la manera en la que pueda hacerlo. Hay, fundamentalmente, una necesidad: la de la relación entre el hombre y su concepto del Absoluto.

2. Trascendencia y divinidad

La religión ofrece soluciones a algunos problemas que, sólo recurriendo a una ardua investigación, parecen inalcanzables. Uno de ellos es el problema de la muerte. El hombre no sabe qué hacer ante la muerte, le huye, es un mal indeseado. Así, la religión crea conceptos que apaciguan el temor del hombre, y le permiten acercarse a la muerte de una manera más digna. Dichos conceptos evocan lugares de paz, tranquilidad, sosiego, reposo, y se identifican con situaciones similares: el cielo, el Paraíso, el Nirvana, el Walhalla, o la Nada, incluso.

Pensar en la muerte también impide que el hombre tenga realizaciones personales. Es preguntarse el para qué, si de cualquier manera la muerte acecha. La trascendencia no se alcanza en la Tierra, dice la religión, sólo hay trascendencia en Dios. El sentido de la existencia se dirige a Dios, como fuente de trascendencia y victoria ante la muerte.

3. Creación del universo

Otra respuesta que ofrece la religión es acerca de la creación del mundo y del hombre. Cada forma religiosa tiene su modelo de creación del mundo, con su consiguiente creación del hombre. Ejemplos hay muchos: en la tradición judeo-cristiana, los seis días y el hombre de barro; el “artífice” griego; los hombres de maíz de las religiones nativas americanas, etcétera. El hombre tiene necesidad de un sentido del universo, que no puede pensarse sin el concepto de "creación". Ubicamos a Dios como Todopoderoso, que crea y destruye a voluntad, y la religión construye los conceptos de "génesis" del universo.

4. Modus vivendi o forma moral de la religión

La religión produce un sistema moral, que es la base de los sistemas legislativos o constituciones. La relación con el absoluto se insitucionaliza mediante la elaboración de “tablas de la ley”, o documentos que recojan las enseñanzas de los maestros. A este respecto cabe destacar la acción del budismo, ya que es más una religión práctica que una relación con el absoluto. El budismo sería la mejor manifestación de la religión como modo de vida, puesto que es un “camino para la perfección”, un medio que les permite llegar a la tranquilidad. En otras religiones, los documentos son la fuente más confiable de “lo que dice Dios”. De aquí que la Biblia, la Torá, el Corán, los Upanishads, entre otros, sean considerados más como tratados morales que fuentes de doctrina.

Los argumentos a favor de la religión son muchos. No podemos establecer cuántos sean, debido al carácter antropológico y cultural que reviste la religión. Pero resulta un ejercicio muy favorable el evaluar cómo consideramos a la religión, sobre todo si hacemos esa evaluación a alguna forma religiosa en particular. De cualquier manera, el ejercicio sería fácilmente inductivo, debido a que parecen ser más las coincidencias entre las formas religiosas que las aparentes contrariedades.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios es inmutable no? pero en tu "argumento3" dices que puede crear y destruir a su antojo eso implica un cambio por lo tanto tu argumento es reutado

Blog Numérico dijo...

Desde donde estamos es decir en la naturaleza estamos influidos por ella, a saber la materia-energía, espacio y tiempo, el acto de la creación lo vemos en el pasado es decir en el tiempo, la destrucción cuando quiera que pueda ocurrir también lo sería en un momento determinado, pero a pesar de que el tiempo natural nos parezca eterno, que deberíamos pensar si el tiempo es inherente a la naturaleza, y fuera de ella fuera inexistente, es decir que no sea posible considerar el tiempo antes de la creación de la naturaleza, ni tampoco después de su destrucción, en ese caso cualquier realidad sería inmutable en relación a lo que entendemos por tiempo natural.

Ahora imaginenmos que en esa inmutabilidad la existencia de la naturaleza corresponda a una singularidad, Cómo se explicaría? Pues sencillo "la capacidad de crear y destruir es inherente a la naturaleza de la inmutabilidad" Así que con respecto a si mismo el ser inmutabhle no registra cambio alguno.